Crónica: Bomberos de Arica en los Incendios del Sur de Chile – Portezuelo 2016.
Por: Mauricio Arancibia Olhabe.
En enero de 2016, Chile vivió uno de los incendios forestales más devastadores de su historia. Entre las comunas afectadas, Portezuelo se convirtió en un punto crítico: un lugar donde el viento y la sequedad de la vegetación amenazaban con borrar del mapa a comunidades enteras. Las llamas avanzaban con furia, y los vecinos, entre la desesperación y el llanto, observaban cómo el fuego se acercaba sin piedad a sus casas, a sus recuerdos y a sus vidas.
En medio de ese panorama desolador, 42 bomberos provenientes del extremo norte de Chile, desde la ciudad de Arica, llegaron para enfrentar lo que parecía imposible. Eran hombres y mujeres que habían dejado a sus familias, trabajos y rutinas para cumplir con un deber que trasciende fronteras geográficas: salvar vidas y proteger comunidades. Conscientes del riesgo, se adentraron en un escenario hostil, con temperaturas extremas, humo denso y un fuego que no daba tregua.
Los relatos de los vecinos de Portezuelo hablan de una mezcla de terror y esperanza. Mientras algunos evacuaban, otros se aferraban a mangueras improvisadas o cubos de agua, intentando defender lo poco que podían. Las calles se llenaban de gritos, sirenas y el crepitar incesante del fuego. “Sentíamos que lo perderíamos todo, pero llegaron ellos, como un milagro”, recordó una vecina con lágrimas en los ojos.
La fuerza de tarea de Arica, liderada por el capitán Jorge González, se sumó a las filas de bomberos locales y brigadistas para contener el avance de las llamas. Durante horas, formaron cortafuegos, enfriaron perímetros y protegieron viviendas estratégicas. No hubo descanso. La misión era clara: defender Portezuelo a toda costa. Y lo lograron. La ciudad, aunque herida, resistió.
El regreso a casa estuvo marcado por el orgullo y el agradecimiento. En el aeropuerto de Chacalluta, familias, autoridades y ciudadanos esperaban con pancartas y abrazos a los 42 voluntarios que habían enfrentado el infierno en el sur. El intendente (s) Roberto Lau expresó públicamente el sentir de toda la región: “Sentimientos de mucho orgullo y de agradecimiento por el trabajo que han prestado estos voluntarios… solidarizando con nuestros hermanos del sur que están sufriendo estos incendios catastróficos”.
Las historias personales también dejaron huella. Alejandra Godoy, esposa de Damián Ramos —bombero voluntario de la 3ª Compañía y con apenas dos meses de embarazo—, relató que aunque el temor era constante, el apoyo y la admiración hacia su esposo eran aún mayores. “Él sabe que cuenta cien por ciento conmigo”, afirmó con orgullo.
Esta experiencia que nos relata el bombero voluntario Mauricio Arancibia Olhabe, que desde el puesto de mando de portezuelo guio a sus camaradas, sin lugar a dudas esto no solo dejó cicatrices en el paisaje, sino también una lección imborrable sobre la solidaridad y el valor humano. En Portezuelo, el recuerdo de aquellos días sigue vivo, y entre las memorias más luminosas está la de aquellos bomberos de Arica que, sin importar la distancia, acudieron a defender la vida y la esperanza.
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